12/4/20
Tenemos una razón para la esperanza, un por qué para vivir: Cristo ha resucitado. Está en el camino de la vida, de lo diario, de lo sencillo. Se trata de adentramos en Io de cada día con el espíritu del resucitado, mirando lo que hay de amor y de entrega, todos los signos que provocan en nosotros razones para seguir viviendo y amando.
La condición para el encuentro es salir y buscar, dejarse llevar por la sed de lo auténtico y no darse por vencido ni encerrarse en la oscuridad de uno mismo o del mundo. El oficio del creyente, del seguidor de Jesús, es rastrear su huella resucitada en medio del mundo y una, vez encontrada señalarla con gritos de esperanza para que otros muchos puedan abrazarse y vincularse a ese hombre nuevo que es Cristo resucitado