Fin de curso
Este domingo de la Ascensión, han recibido su Primera Comunión quince niños (cuarenta en este curso) y hemos concluido el curso pastoral. Misa y luego mesa en el jardín de la Casa Rectoral.
Os dejamos algunos párrafos del mensaje de nuestro pastor:
“Este tiempo es el del testimonio de la Iglesia (…) debe comenzar ahora la misión en el mundo (…) es la responsabilidad de los creyentes: hacer presente y actuante en nuestra sociedad el amor misericordioso, sanador y profético de Jesucristo (…) todos hemos de colaborar. Él asciende porque antes ha descendido: nuestro camino ha de ser también ese.”
Nuestro párroco ha agradecido largamente todas las contribuciones de los distintos grupos y personas:
“(…) damos gracias a Dios porque hemos sido regalados con la pertenencia a esta su familia que peregrina en Asturias y que, entre luces y sombras, riquezas y pobrezas, continúa la labor del Señor, construyendo el Reino de muchas maneras... damos gracias porque ha sido un regalo poder, cada domingo, reunirnos para celebrar la Eucaristía y alimentarnos con la Palabra.
Gracias porque hemos podido acompañar a unos ciento veinte niños y jóvenes (cuarenta han recibido su Primera Comunión).
Gracias porque un grupo de personas mayores celebraron comunitariamente la Unción.
Gracias porque la creatividad de algunos nos ayudó a vivir momentos intensos de encuentro, de oración personal y comunitaria.
Gracias porque tres grupos de formación de adultos continúan en marcha y andamos en deseos de que otros más se inicien.
Gracias porque se ha renovado el equipo de Cáritas y se esfuerzan por ser más fieles a los criterios de la Cáritas Diocesana.
Gracias porque se ha renovado el Consejo Pastoral y ha estado ayudándonos a los sacerdotes en la tarea de vislumbrar el futuro pastoral, marcar objetivos y concretar los medios, para ir poco a poco construyendo una comunidad parroquial más corresponsable, más fraterna, evangelizadora y misionera.
Gracias porque el Consejo Económico, también renovado, va asumiendo y desarrollando la parte que les corresponde al servicio de la comunidad.
Gracias por todas las personas que en cada Eucaristía animáis la liturgia: lectores, monitores, cantores, etc.
Gracias por esas personas que hacen el trabajo callado de mantener la limpieza y el decoro del templo y de tener a punto las cosas que se necesitan para la celebración y la acogida amable de tantos que llegan a la iglesia, a veces, solo con el interés de conocer esta joya.
Gracias a don Jesús Porfirio que, sin obligación alguna, esta siempre disponible para ayudarme y sustituirme (…)”
Y nos ha hecho también algunas reflexiones que hemos de atender:
“También nosotros tenemos la tentación de quedarnos mirando al cielo: (qué hacéis ahí plantados) es la tentación de acomodarnos, de mirar para atrás. El siempre se hizo así es una tentación muy frecuente, como denuncia el papa Francisco, en los que llevamos años haciendo las cosas. Tenemos la tentación de plegarnos al cansancio porque los esfuerzos, los intentos por abrir en la parroquia nuevos caminos, acciones, tareas, no dan todos los frutos que buscábamos. La tentación del individualismo en la tarea que se nos encomienda, porque me siento dueño de esa parcela o porque es más fácil trabajar solo que hacerlo en corresponsabilidad. Y la terrible tentación de encerrarnos en los que ya estamos y no saber ser con nuestro talante amabilidad, acogida, suscitadores de puertas abiertas, para que todo el que llega, por cualquier causa, se sienta en su casa, y para invitar a quienes están alejados.”